Desde el año 1967, celebramos el Día Internacional del Libro Infantil y Juvenil el 2 de abril, fecha del nacimiento de Hans Christian Andersen. Con este motivo, se llevan a cabo en librerías, bibliotecas y entidades relacionadas con el tema de multitud de países, presentaciones de libros, exposiciones, actividades de animación a la lectura, sesiones de libro-fórum… en torno a la figura del escritor danés o de la literatura infantil en general.
Se trata de un momento perfecto para acompañar a tus hijos a cualquiera de estas actividades y, por supuesto, una ocasión ideal para regalarles un libro y compartir con ellos un viaje al maravilloso mundo de la lectura.
Pero muchas veces nos encontramos perdidos ante la enorme oferta editorial, ante la mediatización del cine y la televisión y ante nuestro propio desconocimiento de lo que debemos buscar.
Aquí encontrarás algunas pautas sencillas que podrás tener en cuenta si quieres celebrar el 2 de abril regalando a tus hijos un libro especial.
Visita librerías especializadas
Hay muchos lugares en los que podrás comprar libros infantiles, pero solo en las pequeñas librerías especializadas encontrarás verdadero amor por los libros y por los lectores. Sus responsables podrán ofrecerte recomendaciones personalizadas para tus hijos; te preguntarán por su edad, sus gustos y sus intereses y te mostrarán una gran variedad de pequeñas obras de arte capaces de hacer vivir y sentir experiencias de todo tipo. También pueden asesorarte sobre cómo compartir la lectura con tus hijos pequeños y cómo devolver la ilusión por las historias a los que ya se consideran “de vuelta” de “esas cosas”. El amor por los libros está ahí. Es connatural al ser humano y puede que parezca oculto, pero volverá a aparecer si elegimos correctamente y no forzamos las situaciones.
No busques libros que enseñen sino libros que hagan sentir
Durante siglos se ha entendido la literatura infantil como un medio para educar y para enseñar y no como un fin en sí mismo. Sin embargo, la literatura es un arte y, como tal, su objetivo primordial ha de ser el de ofrecer una experiencia artística que llegue tanto a la mente como al corazón.
Desde los años 90 del siglo XX, el mundo literario infantil ha devuelto al niño el placer de sentir a través de los libros. Ya no están de moda los viejos textos moralizantes ni didácticos escritos para los niños desde una perspectiva adulta. Cualquier lector, adulto o niño, puede extraer muchas cosas de los libros aunque estos no estén escritos con la intención de enseñar. Cuando la literatura es buena, las historias tocan el alma y los personajes son cercanos e identificables, la lectura nos aporta mucho más que una simple enseñanza sobre lo que está bien y lo que está mal. Los buenos libros siempre guardan entre sus páginas enseñanzas emocionales mucho más interesantes que las puramente prácticas.
Escoge textos que generen preguntas y que inviten a la reflexión
La literatura infantil actual trata temas cercanos al lector y a todo lo que lo rodea: la familia, las relaciones entre las personas, lo que nos hace felices e infelices, lo que buscamos en nosotros y en los demás, nuestros sueños, nuestros miedos, nuestras expectativas…
Los mejores textos son aquellos que responden a la necesidad que los niños tienen de saber sobre el mundo que los rodea, sobre las personas a las que quieren, sobre lo que sienten. Un buen libro, sea para niños o para adultos, es aquel capaz de hacernos reflexionar sobre todos esos temas y, más que darnos respuestas fáciles, generan preguntas que nosotros mismos hemos de responder. Son libros que nos invitan a leer y a releer pera también a hablar sobre lo que hemos leído, a compartir nuestra lectura y a hacer partícipes a los demás de lo que hay en nuestro interior.
Elige el libro como si eligieras una obra de arte
Un buen libro ha de ser un objeto cuidado en todos sus aspectos. Una pequeña obra de arte bella en el interior pero también en el exterior. Busca ediciones cuidadas con ilustraciones sugerentes alejadas de los estereotipos a los que la televisión y el cine nos tiene acostumbrados.
Los libros para las lecturas escolares suelen sacrificar la belleza en aras del abaratamiento de la edición pero un libro-regalo ha de ser especial. La primera impresión tiene mucha importancia a la hora de generar una relación afectiva e íntima con el libro y motivar a su lectura.
Existen libros con ilustraciones maravillosas prácticamente para cualquier edad y existen también extraordinarias obras de arte con pocas ilustraciones para los mayorcitos. Hay quienes piensan que la ilustración infantiliza y que debe evitarse una vez que el lector ha desarrollado una competencia lectora suficiente. Sin embargo, estamos en la sociedad de la imagen y muchos de nuestros preadolescentes prefieren ver para imaginar. Sea cual sea nuestra elección, hemos de buscar ediciones cuidadas respetuosas con la literatura y especiales para los receptores.
Piensa en los gustos e intereses del niño
Cuando elijas un libro, no pienses en tus gustos, sino en los intereses de los receptores. Lo que a un adulto le puede parecer bonito o interesante, puede no ajustarse al desarrollo cognitivo o emocional de los niños. Un regalo debe satisfacer a quien lo hace pero, sobre todo, a quien lo recibe. Observa a tus hijos, sus juegos y sus conversaciones; escúchalos y pregúntales antes de elegir lo que crees que pueda gustarles. Lo ideal es que ellos mismos puedan acompañarte a la librería y elegir su regalo con la orientación de los vendedores pero, si se trata de un regalo sorpresa, déjate orientar después de asegurarte de cuáles son los gustos de tus hijos.
Ten en cuenta la edad del receptor
Al elegir literatura para adultos, basta con tener en cuenta los gustos pero, cuando se trata de niños, es importante conocer también su edad y sus necesidades evolutivas. Muchos padres acuden a las librerías pidiendo libros para una edad, sin tener en cuenta los intereses del receptor; otros solo aportan datos sobre gustos. Ninguno de los dos aspectos aisladamente son suficientes. Es obvio que existe un momento adecuado para historias protagonizadas por animales y otra para aventuras de pandillas. Una elección que no responda a las necesidades evolutivas puede suponer un rechazo permanente a determinado tipo de textos.
Durante el primer año son interesantes los libros de cartón, de baño y de tela que permiten a los bebés acercarse al libro como objeto y manipular sus páginas desarrollando su psicomotricidad fina.
Para los niños entre 1 y 3 años, hay que buscar historias breves, divertidas o emotivas, con dibujos expresivos, estructura repetitiva y frases cortas. La fácil manipulación también es importante en este periodo.
Entre los 3 y los 6 años, son interesantes los álbumes ilustrados con imágenes llamativas que permitan seguir la historia y que inviten al niño a imaginar y a soñar. Las historias deben tratar temas relacionado con las relaciones familiares, los miedos, las rutinas, el descubrimiento del entorno, algunas aventuras sencillas y cercanas y cualquier sentimiento y experiencia típica de esa edad. Deben ser textos fáciles de leer en voz alta ya que el adulto debe convertirse en trovador de unos niños que aún no han desarrollado su competencia lectora pero que están ávidos de escuchar las mismas historias una y otra vez.
A los niños entre 6 y 8 años ya les gusta sentirse mayores leyendo solos aunque su competencia lectora es aún pobre; por eso los textos deben ser breves, con tipografías claras y fácilmente legibles. Los personajes pueden ser niños con los que el lector se identifique o héroes que le permitan soñar y la temática puede ser tanto realista como fantástica.
De los 8 a los 10 años, los niños comienzan a convertirse en seres sociales y se interesan por las relaciones de amistad. Les gustan las historias de amigos aunque se mantienen los criterios de la etapa anterior en relación con los personajes y los temas.
A partir de los 10 años el realismo se vuelve mucho más interesante para los receptores que la fantasía. Los personajes animales (con excepciones) suelen considerarse temas “de niños pequeños” y el amor comienza a ocupar un lugar en los intereses de los lectores, sobre todo de las lectoras.
Estas pautas son simplemente orientativas. Una conversación personal con los responsables de una librería siempre es más útil que cualquier generalización.
Busca personajes, sentimientos o acciones con las que el niño se pueda identificar
Las lecturas (o las películas) que más nos han marcado en nuestra vida son aquellas que nos permitieron identificarnos con alguno de los personajes: vivir a través de ellos, soñar a través de sus acciones, hacer nuestros sus miedos, sus palabras y sus triunfos.
A los niños les ocurre lo mismo. Pueden compartir con los personajes el miedo a la oscuridad y triunfar junto a ellos con la ayuda de sus padres, pueden sentirse desplazados por la llegada de un hermanito y aprender a quererlo junto al protagonista de una historia, pueden subir a la luna para conocer su sabor o viajar a un bosque oscuro para encontrar un beso perdido.
Soñar a través de otros es una actividad humana y los libros están llenos de personajes en busca de un “alter ego”.
Elige libros que gusten tanto a niños como a adultos
Un libro infantil gustará más a los niños que a los adultos. Un buen libro infantil es capaz de convertir a un adulto en niño y devolverle sentimientos y sensaciones perdidas en la vida diaria y en el ajetreo cotidiano.
Elige un libro que le guste a tu hijo pero, si vas a compartirlo con él, elige uno que también te haga vibrar y soñar a ti. Las librerías infantiles están llenas de textos que harán que vuelvas a reencontrarte con el niño que fuiste y te ayudarán a acercarte a tu hijo y a entender cómo se siente y qué espera de la vida.
Olvida los valores morales y opta por aquellos que hacen felices a las personas
Los personajes de los cuentos tradicionales y de la literatura infantil moralizante muestran un enfrentamiento entre el bien y el mal. La literatura infantil actual no pretende moralizar y, por tanto, abandona los grandes valores morales sustituyéndolos por valores mucho más cercanos; por valores que se enfocan a buscar la verdadera felicidad de la persona.
Los antiguos modelos infantiles que representan la generosidad, la sinceridad, la educación, la aplicación en los estudios, etc… han sido relegados y han dejado paso a nuevos modelos. Los personajes de la literatura infantil que sirven actualmente como modelo son niños optimistas, abiertos, extrovertidos, capaces de enfrentar las situaciones que tienen que vivir, divertidos, con autoestima y deseosos de conocer y aceptar el maravilloso mundo que los rodea.
Selecciona lecturas para compartir
Tanto si tu hijo sabe leer como si no, la lectura debe entenderse como un acto para compartir.
Cuando los niños no saben leer, las voces adultas transforman las letras en imágenes y las imágenes en sueños. Una historia amada por el lector y por el que escucha es una historia que cobra vida y que se hace mucho más bella de lo que es en el papel.
Cuando los niños ya saben leer, querrán compartir aquello que les motiva, les ilusiona, les hace pensar; desearán hablar de lo que han leído, de lo que han sentido y de las preguntas que la lectura les ha suscitado.
Siente que un libro regalado es un sentimiento compartido. Escribe una bonita dedicatoria que lo haga suyo, pero también tuyo y busca ese espacio entre la ficción y la realidad donde se produzca el encuentro afectivo y motivador entre el libro, tu hijo y tú.
¡Feliz día internacional del Libro Infantil! ¡Feliz regalo!
Irune Labajo González
Profesora Titular de Didáctica de la Lengua y la Literatura
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