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Hace mucho, mucho tiempo, vivían en palacio un rey y una reina muy jóvenes y apuestos. Ambos habían forjado entre ellos un amor fiel que había dado como fruto una hermosa niña. La princesa, al igual que su preciosa madre, contaba con un largo cabello castaño y unos ojos almendrados que hacían de ella la princesa más guapa de los reinos colindantes.
Pese a su felicidad , la reina enfermó tras el parto y según pasaban los meses su estado de salud empeoró. Una noche de tormenta la reina reunió en su alcoba a su hija y a su marido, les hizo saber que estaba muy débil y ante la idea de no amanecer en la mañana comunicó a su marido su última voluntad: buscar una madre para su pequeña. No le importaba la belleza de la futura reina, sólo quería una mujer buena, educada y que quisiese a la pequeña princesa como si de su propia hija se tratase.
Por último, dirigiéndose a la princesa le colocó sobre su muñeca una pulsera de plata con tres abalorios dentro de ella ; una pequeña corona, que la identificaría como la futura reina, una herradura, para que su vida estuviera colmada de suerte y un pequeño corazón, para que recordase que ella era la única que decidiría a quién abrir su corazón.Y así fue como la reina cerró los ojos para nunca más volverlos a abrir.
Con la muerte de la reina todo el pueblo entristeció, las calles se tiñeron de luto y los pájaros de palacio cambiaron su canción.
El rey, tardó años en recuperar la sonrisa y aún con su mujer en mente, decidió comenzar la búsqueda de una nueva reina. Cumplir la última voluntad de su mujer difunta era lo que menos quería, pero sabía que su pequeña princesa necesitaba de una madre que hiciese de ella toda una dama.
Fue entonces, cuando se hizo un llamamiento por todos los reinos cercanos para buscar una nueva reina. Pero la princesa, no conforme con la búsqueda decidió huir de palacio. Ella no quería otra madre, ya había tenido la suya y en su enfado escapó de hogar pensando que si ella huía la atención de su padre se desviaría y la elección de una nueva reina se vería pospuesta.
En su huida, llevó consigo cinco cosas que jamás permitiría que fuesen de la nueva reina; la pulsera, los tres vestidos preferidos de su madre y por último, un abrigo que su padre había mandado hacer para la princesa con todo clase de pieles.
Apenada por la decisión de su padre, se adentró en el bosque durante días, quizá meses. Cubierta por aquel abrigo hecho con toda clase de pieles pronto se asemejó a una campesina y pasó desapercibida ante cazadores y mercaderes.Pero un día que nuestra princesa descansaba entre las hojas caídas por el otoño fue descubierta por un cazador del reino. El cazador la estrechó entre sus brazos y la montó a lomos de su caballo para llevarla ante el príncipe. El príncipe asombrado por aquellos ojos almendrados y aquel atuendo hecho por toda clase de pieles ofertó a la desconocida un lugar entre sus cocinas a cambio de cobijo y alimento. Y así fue como nuestra princesa, apodada en aquel reino como todaclasedepieles se convirtió en la mejor cocinera del reino.
Pasaron los meses y el príncipe anunció su idea de contraer matrimonio. Para ello hizo llamar a todas las damas de los reinos más lejanos y convocó un gran baile que duraría tres días.
Todaclasedepieles que guardaba su amor hacia el príncipe en silencio, se escapó de las cocinas para asistir al primer baile. Subió a su cuarto y vestida con uno de los tres vestidos de su madre bajó al baile. El príncipe, cautivado por aquella belleza y aquel vestido tan dorado como el sol decidió bailar con ella toda la noche, pero al llegar la medianoche todaclasedepieles abandonó el baile para elaborar el caldo que todas las noches preparaba para él, pero esa noche algo cambió. Esa noche todaclasedepieles dejó caer sobre el caldo la pequeña corona que su madre había enlazado en su pulsera.
El príncipe al terminar su sopa divisó en los restos aquella cuenta plateada en forma de corona y extrañado la guardó en su alcoba.
En la segunda velada ocurrió exactamente lo mismo, pero esta vez nuestra princesa bajó al baile con el vestido de su madre tan plateado como la luna y de igual modo dejó caer sobre el caldo del príncipe la cuenta con forma de herradura. Pero el príncipe, esta vez pensó, que aquellas cuentas en su caldo ya no eran casualidad y bajó a las cocinas a preguntar quien de todos sus cocineros había cocinado los caldos delas últimas noches. El jefe de cocina asustado, asintió que había sido él mismo y el príncipe asombrado volvió a su habitación buscando alguna explicación.
La tercera y última noche se repitió la historia, sólo que aquella noche nuestra princesa lucía un vestido tan brillante como las estrellas que resaltaba toda su belleza. Apurada de tiempo apenas se tiznó la cara y se cubrió con su abrigo para subir al príncipe su caldo y esta vez se le olvidó dejar caer su última cuenta. El príncipe que había observado a aquella cocinera durante días la hizo esperar en su alcoba hasta terminar su caldo y una vez terminado el príncipe vio que en el fondo del cazo no había cuenta.
Dirigiéndose a todaclasedepieles le extendió una pequeña llave y la descubrió el rostro preguntándola si sabía que significado tenía todo aquello. Todaclasedepieles dijo que no y el príncipe le desveló que se había enamorado de ella desde la primera vez que entró en palacio y que fue la última noche cuando vio que en su pulsera hacía falta una llave para abrir aquel corazón. Mostrándola una pequeña llave le preguntó ¿es esta la llave? la princesa entusiasmada asintió. Fue entonces cuando el príncipe abrazándola delicadamente le susurró: tú eres mi elección.
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Esta adaptación ha sido creada para un público infantil (último ciclo de Primaria) y por qué no para adultos que aún guardan un niño dentro, de ahí que haya suprimido aspectos como el incesto entre padre/hija. He cambiado detalles como la pulsera porque considero que los niños de hoy en día son conocedores de pulseras de cuentas estilo Pandora y podría serles más llamativo y cercano. No he hecho tanto hincapié en la elaboración de los vestidos ni del abrigo, ya que no me parecía adecuado incluir un proceso en el que se matan animales para conseguir trocitos de su piel. He cambiado pequeños detalles como dónde la encontraron escondida y el por qué huye de su casa (muy relacionado con lo de no incluir el tema del incesto). ¡Y sobretodo y como reivindicación he modificado los colores de cabello y ojos de reina y princesa! (Me parece un estereotipo lo del cabello rubio y dorado, será porque yo soy morena)
Por otro lado he conservado la muerte de la reina, la promesa , los vestidos, el abrigo, la huida y la manera de conquistar al príncipe porque me parece que sin ello, se perdería la esencia del cuento.
Que cuento tan bonito Cris! Me ha encantado el cuento, Quizás el apodo de la princesa es algo largo, peor no entorpece la lectura, el argumento y el desarrollo me parecen fluidos y van manteniendo la intriga hasta el final, el cual termina con una frase que me ha enamorado. ¡Yo también quiero ser la elección de un príncipe!
ResponderEliminarMe lo guardo para mi colección de cuentos. Enhorabuena
Unos cambios muy acertados. Perfecto.
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