12.10.12

MODELOS DE INFANCIA por Anabel Sáiz Ripoll


Esta entrada esta dedicada al artículo de Anabel Sáiz Ripoll  "Modelos de infancia" en el cual desarrolla su pensamiento y el de sus compañeros de tesis a cerca de la evolución de la literatura infantil en España. Considero, que es fundamental para cualquier profesor de literatura infantil ser consciente de los cambios que este tipo de literatura ha experimentado a lo largo de los años, bien sea por motivos culturales, sociales o históricos. Es por eso por lo que pongo a disposición este artículo, para que pase a formar parte de vuestra documentación como futuros profesores y os de una visión cronológica de este tipo de literatura.

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Anabel Sáiz Ripoll  muestra con este artículo una evolución de la literatura infantil en la que el niño lee literatura cargada de estereotipos porque su autor escribe evocando a su niño interior, por lo que el niño lector jamás se sentirá identificado con el protagonista y ve en esos libros “un adulto en miniatura”.
La autora de este artículo ha dedicado a este tema su Tesis Doctoral donde documenta  y organiza en el tiempo esta evolución de una manera ejemplar. Pasando por cada uno de los prototipos introducidos a lo largo de los años en la literatura infantil.

En primer lugar nos muestra el “modelo de Calleja”. Un modelo donde se introduce la idea de  niño ejemplar, un protagonista lineal que ni juega, ni se divierte y se dedica exclusivamente a hacer el bien.
Posteriormente, en los años previos a la guerra civil, se introdujo a la literatura infantil un nuevo modelo de niño, denominado el niño sumiso, quien acata órdenes sin rechistar y  diferencia con claridad lo bueno de lo malo en todos los aspectos.
Con la posguerra y sus devastadoras consecuencias aparece como entretenimiento radiofónico “Antoñita la fantástica”. Es con ella con quien llega por primera vez a la literatura infantil una niña real que hace travesuras y se comporta como las niñas de esa época. Se abandona así la idea de utilizar la literatura infantil como herramienta moralizante y se recupera el fin único de la literatura; la intención artística, en la que el niño encuentra un entretenimiento y una diversión.
De ahí proviene precisamente el modelo de niño travieso/ejemplar, que llegó con "Marcelino, Pan y Vino". Pero no fue hasta la década de los 60 cuando llegase la idea de niño rebelde, en la que se abrían horizontes a otros tipos de niños. El mejor ejemplo de ello queda plasmado en la obra de  Ana Mª Matute “El polizón de Ulises”.
Por último llegamos a la idea de niño independiente, un niño que atiende pero también protesta, haciéndose participe así de su propio futuro, como pasa por ejemplo en "La ciudad que tenía de todo"  de Alfredo Gómez Cerdá.

Es por eso, por lo que considero que este artículo  muestra una serie de cambios no sólo en la literatura infantil y en su evolución, sino en la influencia histórica y social y de como todo ello afecta directamente al modelo de niño de cada época.
No podemos cambiar el pasado, pero si mejorar el presente y forjar un magnífico futuro para nuestros pequeños. ¡Esa es nuestra tarea! Una tarea ardua, que conlleva implicación, ya sea como padres o como profesores, en la que debemos dar libertad al niño en la elección de sus lecturas y huir de cualquier patrón lector que podamos encontrar. Debemos educar niños con gustos propios y no inducidos.




 "Y si las historias para niños fueran de lectura obligatoria para los adultos? ¿Seríamos capaces de aprender lo que, desde hace tanto tiempo, venimos enseñando?" 
 José Saramago    


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